Estoy bastante cansado de que muchas personas me digan
que por qué vendo mi libro Los Acuartelados de San Isidro. Crónicas sobre la
disidencia en Cuba 1961-2021, Ed Muntaner 2021, un libro sobre todo
didáctico sobre el Movimiento de San Isidro (MSI) y 27N, o sea crónicas históricas sobre lo que hicieron
hace seis meses a fines del 2020 esta nueva generación de artistas que hoy soy opositores al gobierno de Cuba. Según algunos, yo debía regalarlo. O por
qué doy charlas hablando de Cuba y cobro por ellas.
Casi siempre me lo dicen personas que viven en Cuba o en
Miami, otras lo han insinuado en España también, y a pesar de que algunos sean
claramente opositores, o estén en contra del régimen es evidente que la
ideología del régimen la tienen calada muy hondo.
El régimen dictatorial cubano ha puesto siempre en
entredicho, -o en su imaginario perverso- a las personas que son opositoras de
su gobierno y cobran dinero del exilio, de editoriales o de organizaciones
varias de algún gobierno o institución, diciendo que son pagados por la CIA, o
que simplemente les paga una empresa "capitalista."
Parecen olvidar que todos los revolucionarios de
cualquier parte del mundo que han ido contra sistemas totalitarios o despóticos
y dictatoriales han tenido apoyo en metálico de organizaciones sociales o
privadas del país donde viven.
Sin ir más lejos el prócer de Cuba, José Martí durante
quince años en New York 1880-1895, fue traductor y escribió artículos para casi
todos los periódicos de América Latina, dio charlas y conferencias siempre de carácter ideológico y en pro
de la independencia de Cuba y siempre cobrando; era su sustento de vida, sus
noches sin dormir escribiendo siempre allí donde estuviera, empujando a peliar a los cubanos e Cuba contra España, con su pluma. Tanto para
editoriales que lo tuvieron contratado para traducir novelas, o para periódicos
en castellano donde hablaba de New York. Eso sería otro punto a desarrollar, ¿es lícito animar la rebelión estando lejos de tu hogar? ¿Alguien se lo cuestionó a Martí? Pues sí, Maceo y otros militares y para mi criterio histórico fue un error. Pero eso es otro tema.
Pero esto llegó al punto que a pesar de que el periódico PATRIA,
que es el emblema del Partido Revolucionario Cubano con el cuál creaba
conciencia para derrotar al régimen colonial español, que lo pagaban los
tabaqueros de Florida tanto cubano como puertoriqueños, se vendía a 5 céntimos.
Otro ejemplo ilustrativo y quien quizás inspiró mis
crónicas de Los Acuartelados San Isidro fue el libro Mea Culpa de
Guillermo Cabrera Infante, quien escribió novelas, dio charlas, se pasó la vida
hablando de Cuba y que yo sepa, todos los premios que ganó y las charlas que
dio en Barcelona, Madrid, o E. U hablando de Cuba, que fue su tema fetiche lo
hizo cobrando. La lista de escritores cubanos que han cobrado siempre hablando
de sociedad cubana, de su música, de sus miseras políticas con Castro pasa de
arquitectos como Porro, creador de las escuelas de arte, hasta Reinaldo Arenas,
Lydia Cabrera o Severo Sarduy, cobrar por hacer su trabajo como escritor,
diseñador, fotógrafo, o youtuber o influencers tampoco lo es.
Martí cuando cayó en dos ríos llevaba 500 pesos en oro
norteamericanos, eran suyos, ganados dignamente escribiendo, no eran del Partido,
ni de la revolución.
Los documentos de la
época y toda la iconografía posterior aseguran que José Martí, alzado en armas
en los montes del oriente de la isla, vestía como un new yorker: camisa blanca,
levita oscura, sombrero de fieltro de pelo de castor, borceguíes negros. En
cuanto las tropas del coronel español José Jiménez de Sandoval tomaron el
cadáver de Martí, lo identificaron rápidamente, por los documentos que llevaba
encima, la carta inconclusa a su amigo mexicano Manuel Mercado, un pañuelo con
sus iniciales y 500 pesos oro americano, pero también por su atuendo civil de
poeta exiliado en la gran urbe americana.
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