Por un encargo para un periódico francés escribí esta crónica "De la Habana a San Lázaro" que nunca publiqué en castellano. Vivía en La Habana cuando hice a pie el camino al pueblo El Rincón donde está El Santuario o iglesia de San Lázaro dos años seguidos. Hace un año me uní voluntariamente a las tertulias-vigilia en Casa de Sabina en Barcelona dónde se espera entre charlas, música y velas el 17 de diciembre. Por Sabina y su fe recupero esta crónica de peregrinación habanera en la lengua que escribo, y claro por "el viejo Lázaro" como se le llama con cariño popular en La Habana.
Peregrinación
Todo comienza cada 16 de diciembre, víspera del día de San Lázaro, la fe en los milagros, y el fervor de los devotos a este santo, atrae cada año a miles de fieles al santuario habanero de “El Rincón”, a unos treinta kilómetros de la Habana, y unos tres de Santiago de las Vegas.
Antes de llegar al pequeño pueblo del Rincón, hay que pasar por la clínica de enfermos mentales más grande de Cuba: Mazorra, y luego por el hospital Doctor Guillermo Fernández Hernández-Baquero, llamado popularmente “Los Cocos”, sitio que el gobierno cubano habilitó para “albergar” lejos de la ciudad, a los enfermos de SIDA.
Si le sumamos ha esto que el patio de la Iglesia de San Lázaro colinda con el leprosario de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, hay que llegar a la conclusión de que este lugar está marcado. Que en todo su trayecto uno sabe que este camino se ha hecho con el dolor y lágrimas de muchos cubanos que han transitado por él para visitar algún familiar recluido en uno de estos sitios. No es casual que el Papa, Juan Pablo II en su visita a La Habana en 1998, haya elegido este sitio para reunirse con enfermos de lepra y sida.
No hay familias, sobre todo habaneras, que algún miembro no haya hecho una promesa a "San Lázaro" o haya ido por curiosidad algún año a pie.
Los cubanos de la parte Oriental del país tienen más inclinación y cercanía hacia la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba.
En La Habana cada 16 de diciembre personas de todas las edades vienen desde todos los lugares de la isla para desfilar por el santuario.
En el camino al Rincón, la mayoría trae o compra, velas, flores, sus cabellos cortados, piedras consagradas, tabacos, dinero, yeso que sanó alguna fractura de pierna o brazo, fotos de familiares de enfermos, nombres y apellidos de otros que han desaparecido en el mar huyendo hacia Miami, obras de caridad, litros de aceite, entre muchos otros objetos inimaginables que hayan sido prometidos o comprometidos.
Lo que ha hecho que este suceso transcienda la propia isla, es sin duda los pagadores de promesas que se van arrastrando todo el camino con el cuerpo, otros que van de rodillas, y muchos otros descalzos. La excelente foto de Sarah Caron en este post ilustra un pagador de promesas que va dando vueltas todo el camino. Hecho que impacta en vivo.
San Lázaro es un santo católico que los africanos y afrocubanos siendo esclavos identificaron con el orisha africano "Babalú Ayé" en la santería cubana, por la coincidencia de sus vidas míticas en lo referente a las llagas y los perros que ambos tenían permanentemente como única compañía. Este vestía de pantalón de saco o yute, andaba sin camisa y varios collares. Por esto no es casual ver muchas mujeres con sayas de saco y hombres con pantalones de la misma tela en el camino.
A pesar de que el gobierno cubano esta peregrinación nunca le ha gustado. Ella se ha ido imponiendo con los años. Incluso ha crecido a pesar de que los autobuses los cortan desde Santiago de las Vegas, y tengas promesas o no, tienes que ir andando tres kilómetros ida y vuelta. La escasez de alimentos de la isla, hace que múltiples vendedores ambulantes de pizzas, panes, y otros comestibles se aposten por el camino y vendan sus alimentos rodeados de figuras del santo, y los policías que vigilan todo el recorrido son tolerantes con ellos aunque no tengan papeles para ello ni higiene adecuada, pues ese día hay un clima de tolerancia que impera en todo momento, debo pensar que es gracias al Santo.
Lo curioso, de esta peregrinación, es que no existe promoción alguna por la radio ni por la televisión. Es un acto masivo popular habanero que 55 años de castrismo y vejez no han podido eliminar como tradición popular.
El gobierno cubano se opone a ella, y a su vez la rediseña de una manera bastante sutil. Suspende los autobuses. Limita el tráfico, hace todo lo que puede por impedir que la gente haga el trayecto, pero allí está. Crece año por año.
Hay mucha gente que no lo hace ni por religión, lo hace por ser una multitud que se opone con silencio y se escuda tras un acto religioso que ya es tradición.
Si me das a escoger el mejor "paso" de la Semana Santa sevillana que he visto varias veces viviendo en Sevilla y yendo desde Barcelona allí solo para vivir esta celebración popular, seguro es para mí, el Cristo del Gran Poder, o el Señor de Sevilla como muchos le llamamos, hermandad fundada en 1477 cuando Colón no había descubierto Cuba, no es casual que su manto sea lila como el de San Lázaro.