"Échame a mí la culpa
De lo que pase"
Yúnior García Aguilera y la Plataforma Archipiélago, tenían un objetivo, y era sin duda movilizar a la mayor cantidad de personas posibles en Cuba para pedir un cambio y garantías democráticas para los presos políticos y los activistas.
A pesar de que el éxito en redes de su convocatoria, avalada porque el propio Yúnior había protagonizado el 11-J una protesta ante el ICRT y estuvo detenido por la seguridad del estado; logró un impacto mediático importante en las redes y muchas personas visibilizaron su deseo de participar en la marcha, dentro y fuera de Cuba.
La respuesta militar y represiva del gobierno cubano para que no sucediera haciendo actos de repudio, encarcelando y deteniendo a todos los activistas más conocidos, hecho que quedó reflejado en toda la prensa del mundo occidental, y como el 11J dejó claro su carácter represivo, su objetivo inicial, o sea, la movilización del pueblo, no sucedió.
Y no fue así, porque hay una generación de cubanos que tienen más de cuarenta años, y más de setenta años nacidos entre 1950 y 1985, que no sale a las calles a pesar de ser las personas que más han sufrido la mísera de la dictadura. Personas que en su mayoría ni han salido del país, pero el miedo les tiene paralizado el cuerpo y cegado sus pupilas y no quieren ver la obviedad de su desgracia.
Quien quiera ver ese fracaso en el rostro de Yúnior que sea feliz, para mi criterio personal, el 15N fracasó en querer cambiar el país porque al final los cubanos, padres y hermanos de esa generación del "Movimiento San Isidro y 27N," no fueron capaces de salir a la calle, como no lo hicieron tampoco el 11-S, que dejaron solos a sus hijos frente a la ola represiva del gobierno cubano. Muchos, pasado ya varios meses, no son capaces ni de denunciar las sanciones arbitrarias, y los juicios sumarísimos a las que sus propios hijos son sometidos.
Ese día 11 de julio no se cayó la dictadura, porque al igual que el 15N, hubo gran parte de una generación que sigue teniendo el miedo como eje central de su existencia, a pesar del hambre, a pesar de que se pasan al día, los meses y los años quejándose de todo, no salió apoyar a cientos de miles de jóvenes nacidos en los años noventa y en los inicios del siglo XXI que no tiene ese ADN del miedo en su sangre.
En mi criterio Yúnior García Aguilera visibilizó una fecha, primero el 20, luego el 15 de noviembre, y le dio un carácter mediático que debía servir para movilizar a gran parte del pueblo de Cuba, y la realidad fue, que cuando la represión se ensañó con su casa y con su familia, le dejaron solo en un edificio rodeado ante los perros de la dictadura, unos vestidos de civil, otros vestidos de militar y el pueblo cubano grabando de lejos con el móvil quizás esperando que él saliera para que lo descuartizaran.
Antes de criticarlo, muchos debían ponerse en esa ventana, solo con tres flores blancas, una sábana y el reconocimiento como dramaturgo que él tenia, que arriesgó para cambiar un país y un pueblo que no le respaldó.
Este año el clima era posible para un cambio en Cuba, desgraciadamente me temo que ese cambio, a pesar de que los cubanos cuentan con todo el apoyo del exilio, por primera vez también de miles de Cubanos no solo de E.U sino de Europa, no será. Y si la dictadura logra volver abrir el turismo y equilibrar sus cuentas, la generación de miserables cubanos que llevan toda su vida quejándose pero que no sale avalar a una generación que no tiene miedo que los encarcelen, como a Luis Manuel Otero, Maykel Osorbo y Esteban Rodríguez, que le destierren como a Lavastida, Katherine Bisquet o Karla Suárez, por primera vez me temo que todo seguirá igual.
Yúnior García Aguilera como dice un tango extraordinario le dejaron: "solo y acostado como un cero solo;" todos los cubanos que viven en ese país, -los que nos fuimos ya decidimos no seguir en esa miseria de vida a pesar de lo lindas que son sus playas y su música-, deberían sentarse y mirarse en un espejo y saber que son ellos mismo los que están propiciando la miseria para futuras generaciones de su propia familia, les debería dar vergüenza. Serán culpables de que la mayoría de personas que viven en el exterior, comience a mirar para otro lado frustrados, entonces ellos también se sentirán tan solos como Yúnior.
Tuve la suerte de conocer a Yúnior García Aguilera en un programa
que hice con Cibercuba, tras publicar mi libro Los Acuartelados de San Isidro, desde Barcelona. No había pasado el 11-J pero su protagonismo desde el 27N del 2020 ya era notable y con las ideas del cambio en Cuba muy claras.
Arsenio Rodríguez Quintana, Barcelona 19 de noviembre 2021.
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