Los cubanos desde Julián del Casal hacia acá, hemos estado obsesionados con París. Torre Eiffel incluida cuya réplica hicimos en 1895

 

En Santa Clara en 1895 se hizo esta réplica en madera de la torre Eiffel
La del centro de Cuba fue una réplica en madera y a pequeña escala, de la Torre Eiffel. Se ubicó en medio de la Plaza Mayor y fue construida gracias al patrocinio de Doña Marta Abreu, patriota cubana y mayor benefactora de la ciudad de Santa Clara.
Marta Abreu poseía el permiso del Ayuntamiento para la construcción de una planta eléctrica. La ejecución de este proyecto estuvo a cargo de la Casa Gramme de París que se comprometió a tenerlo a punto para febrero de 1895.




Un cubano hace una replica de 4 metros, enteramente iluminada, ha sido realizada por el herrero cubano Jorge Enrique Salgado, iluminando el distrito residencial Arroyo Naranjo al su de la capital.
11 Agosto, 2020




Fragmento de un cuento de Julian del Casal, donde evoca París que no conoció...

–El de irte lejos.

–Sí, lejos; pero, ¿dónde?

–Pues a París: ¿ya no te gusta esa tierra de promisión?

–Te diré: hay en París dos ciudades: la una execrable y la otra fascinadora para mí. Yo aborrezco el París que celebra anualmente el 14 de julio; el París que se exhibe en la Gran Opera, en los martes de la Comedia Francesa o en las avenidas del Bosque de Bolonia; el París que veranea en las playas a la moda e inverna en Niza o en Cannes; el París que acude al Instituto y a la Academia en los días de grandes solemnidades: el París que lee El Figaro o la Revista de Ambos Mundos; el Paris que, por boca de Deroulede, pide un día y otro la revancha contra los alemanes; el Paris de Gambetta y de Thiers; el Paris que se extasía con Coquelin y repite las canciones de Paulus; el Paris de la alianza franco-rusa; el Paris de las exposiciones universales; el París orgulloso de la Torre Eiffel; el Paris que hoy se interesa por la cuestión de Panamá; el París, en fin,  que atrae millares y millares de seres de distintas razas, de distintas jerarquías y de distintas nacionalidades. Pero adoro, en cambio, el París raro, exótico, delicado, sensitivo, brillante y artificial; el París que busca sensaciones extrañas en el éter, la morfina y el haschisch; el Paris de las mujeres de labios pintados y de cabelleras teñidas; el París de las heroínas adorablemente perversas de Catulle Mendès y René Maizeroy; el París que da un baile rosado, en el palacio de lady Caithnes, al espíritu de María Estuardo; el Paris teósofo, mago, satánico y ocultista; el Paris que visita en los hospitales al poeta Paul Verlaine; el Paris, que erige estatuas a Baudelaier y a Barbey d’Aurevilly; el París que hizo la noche en el cerebro de Guy de Maupassant; el Paris que sueña ante los cuadros de Gustavo Moreau y de Puvis de Chavannes, los paisajes de Luisa Abbema, las esculturas de Rodin y la música de Reyer y de Mlle. Augusta Holmés; el Paris que resucita al rey Luis II de Baviera en la persona del conde Roberto de Montesquieu-Fezansac; el París que comprende a Huysmans e inspira las crónicas de Jean Lorrain; el París que se embiraga con la poesía de Leconte de Lisle y de Sephane Mallarmé; el París que tiene representado el oriente en Judith Gautier y en Pierre Loti, la Grecia en Jean Moréau y el siglo XVIII en Edmond de Goncourt; el París que lee a Rachilde, la más pura de las vírgenes, pero la más depravada de las escritoras; y el París, por último, que no conocen los extranjeros y de cuya existencia no se dan cuenta tal vez.

–Y entonces, ¿por qué no te marchas?

–Porque si me fuera, yo estoy seguro de que mi ensueño se desvanecería, como el aroma de una flor cogida en la mano, hasta quedar despojada de todos sus encantos; mientras que viéndolo de lejos, creo todavía que hay algo, en el mundo, que endulza el mal de la vida, algo que constituye mi última ilusión, la que se encuentra siempre, como perla fina en cofre empolvado, dentro de los corazones más tristes, aquella ilusión que nunca se pierde, quizás...

 Julián del Casal

 

Publicado en Caras y Caretas, el 30 de mayo de 1914

Fuente y propiedad de Hemeroteca Nacional (BNE)

Digitalizado en el presente formato por J.M. Ramos para


El artista William Perdomo hubicó la Torre Eiffel en el barrio Chino de La Habana.


 

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