"Tuve mi momento eureka al leer al escritor francés Michel de Montaigne, del siglo XVI, época en la que sabían de plagas. “La muerte es inevitable –escribió Montaigne–, y por consiguiente, si pone miedo en nuestro pecho, es una causa continua de tormento, que de ningún modo puede aliviarse”. La sabiduría, argumenta Montaigne, reside en hacer todo lo contrario. Ser siempre conscientes de que en cualquier momento nos podemos morir debe servir como impulso para aprovechar cada momento que la vida nos regala. Montaigne cita el ejemplo de los antiguos egipcios, “que en medio de sus festines y en lo mejor de sus banquetes contemplaban un esqueleto”. ¿Para qué? Obvio. Para agradecer los placeres de nuestra breve estancia planetaria y disfrutarlos más intensamente. " John Carlin
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