Llevaba un tiempo sin comer casquetes, unos cuatro años desde la primera vez, y unos meses desde que comí estos mismos cuando visité el pueblo de Perellò en enero de este año. Los primeros había comido muy caseros en Barcelona por amigas de mi trabajo que lo hacían por sus cumpleaños. Ahora mi amigo Jaume, me ha traído ayer de Tarragona estos dulces típicos de Tarragona que tiene la voluntad de hacer magia cuando caen en la lengua para deshacerse. Sí, convertirse en polvo para recordar aquello... de polvo serás, más polvo enamorado...
El adorno de la caja, su diseño, tiene a la Cabra Freixet. Que son las pinturas rupestres de la cueva de Cabrafeixet que se encuentran en un abrigo a 80 metros de altitud sobre el nivel del barranco de las Nines (sierra del Boix). Declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1998, son el vestigio prehistórico más importante de El Baix Ebre. Se cree que la zona era utilizada como santuario. El Museu Municipal del Perelló cuenta con restos de sílex de los habitantes de esta cueva de hace unos 35.000 años.
He estado en Perellò pero no en estas cuevas donde habitaban seres hace más de treinta mil años, pero todo se andará.
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