«La raza es concepto estático; la cultura, lo es dinámico. La raza es un
hecho; la cultura es, además, una fuerza. La raza es fría; la cultura es cálida.
Por la raza sólo pueden animarse los sentimientos; por la cultura los
sentimientos y las ideas. La raza hispánica es una ficción, generosa, si se
quiere; pero la cultura hispánica es una realidad positiva, que no puede ser
negada ni suprimida en la fluencia de la vida universal. La cultura une a
todos; la raza sólo a los elegidos o a los malditos.
De una cultura puede
salirse para entrar en una cultura mejor, por autosuperación de la cultura
nativa o por expatriación espiritual y alejamiento de ella. De su raza propia
nadie puede arrepentirse; ni aun puede con su encomio propagarla, porque
al extraño nunca le será dado adquirirla ni aun en la sangre de sus hijos.
«El concepto de raza se nutre de cadáveres. Por eso, preferentemente lo
defiende el hombre de las cavernas. El concepto de raza se nutre de
materiales históricos casi siempre de derribo, no de sustancias vivas. Por eso
lo defienden en primer término los que viven y se limitan a vivir, de lo
heredado. Y en vez de negociar sus talentos, los entierran, plantan encima
esas “flores naturales” de falsa poesía, regadas ampulosamente por la inagotable cretinidad.
«La raza está ahí, detrás de nosotros, sujetándonos al pie. Como nos lo
sujetan todas las fuerzas oscuras de la vida. Ésta o la otra raza no puede ser
para los pueblos una gloria común: “la raza es un grillete”. Remar juntos,
haber remado juntos, en una galera, en una cuna, no puede conducir a nada
que no sea embriagarse también juntos, al llegar a puerto. Lazos de sangre
no atan inteligencias, las enturbian. Sólo aquéllos que desdeñan, que temen,
el libre vuelo del pensamiento, recuerdan enternecidos la doméstica
docilidad del corazón.
«Una cultura puede atraer; una raza no
fragmento del artículo Racismo y Xenofobia. Revista Bimestre Cubana 1929.
No hay comentarios:
Publicar un comentario